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Chronicae Charlis Anni MMXIII

31 Dic

Faltan menos de cuatro horas para acabar este año 2013, y veo que mi facebook se llena de comentarios, pequeños resúmenes y reflexiones sobre el cambio de año, es lo típico. Y me recuerda que, independientemente de la frecuencia con la que escribo en este blog, el 31 de Diciembre es una fecha ineludible para pasar por aquí y dejar mi particular crónica anual.

Empezaba el año con las últimas celebraciones navideñas en Cáceres, con mi familia y amigos, e inmediatamente hacer las maletas para volver rumbo a Coruña, donde estaba en medio del máster de producción MPXA. Durante el mes de enero estuvimos liados con una práctica grupal que fue un desastre de organización y concepto desde el principio (y sí, era un máster de gestión y producción: en casa de herrero…). Lo peor de todo, amen de que el proyecto jamas vio la luz, fue que la sensación de grupo con los compañeros se tensó un poco, creando pequeños subgrupos con diversas tensiones y problemas entre ellos. Ahora que ya acabó el curso, creo que todos pudimos ver las cosas con más perspectiva y llegar a la conclusión de que no fue para tanto, al menos eso espero. El camino hasta semana santa se convirtió en una contrarreloj particular por entregar la primera versión del proyecto y exponerla a un primer tribunal de profesionales del sector. Por el medio, destacar una celebración de mi cumpleaños bastante sencilla, con una cena el sábado con Fidel y Virus, y una visita al Montoto el martes siguiente para celebrarlo con la gente que todavía andaba por Santiago.

Con la vuelta de semana santa llegó la primera exposición de proyectos, de la que salí personalmente un poco frustrado y con la sensación de que había dado bastante menos de lo que se esperaba de mí, y que me habían metido bastante caña en las valoraciones. Con lo cual, en los dos meses y medio que quedaban por delante, tocaba ponerse las pilas. Últimas semanas de clases, más interesantes que las primeras, últimas tutorías para dar un salto de calidad con mi proyecto, pero antes de presentarlo, tocaba un pequeño paréntesis en forma de boda. Unos días con mi hermano por Coruña y después a Barru para asistir a la boda de Héctor y Ayda. Una boda sencilla, en un paraje inmejorable, y con viejos amigos a los que hace tiempo que no veía… Un pequeño oasis antes de la recta final para la entrega y presentación final del proyecto. Esta vez decidí trabajar con mi prima Jara para darle un diseño profesional excelente al material, y refrescar mis mejores conocimientos de montaje para preparar un pequeño teaser de presentación del documental. Di lo mejor de mí en la exposición, y la diferencia de la primera presentación a la definitiva fue increíble. No era el formato del año que vaya a revolucionar el mundo audiovisual, pero gracias al resultado quedé definitivamente satisfecho con el final del máster y lo que había conseguido sacar de él.

Un pequeño respiro vacacional, y tocaba otro momento de los más especiales del año: La boda de David y Bea. Las razones de por qué era tan importante las podéis encontrar aquí. Prometí una crónica post-boda, ya sabéis que no siempre cumplo con los compromisos de mi blog, así me va por aquí… Diré que la ceremonia y posterior celebración estuvieron a la altura y fue una tarde-noche en la que todos disfrutamos un montón. Yo me sentí muy afortunado de tener un pequeño papel especial, con unas palabras para los novios. Semanas más tarde, mientras montaba los vídeos de la boda, me llegó la gran noticia de la segunda mitad del año: Me habían concedido mis prácticas en empresa del máster en Santiago, con la TVG. En un principio iba a empezar en agosto, con el consecuente jaleo de tirarme un mes a caballo entre Coruña y Santiago hasta poder hacer la mudanza e instalarme de regreso en Compostela. Unos días después, mi futura jefa me llamaba para comentarme que era mejor para todos que empezara en septiembre, lo que sonaba estupendo, pero acabaría siendo el motivo de los problemas que estaban al caer.

En efecto, ese verano me vino perfecto para encontrar piso y compañeros en Santiago, y buscar sustitutos para ocupar mi sitio en mi piso de Coruña. Unos cuantos amigos de la época universitaria seguían por Santiago, así que también mantenía un grupo con el que hacer algo de vida social. Me apunté a clases de francés en el CLM para volver a coger mi nivel… Todo estaba listo, pero entonces, se empezó a retrasar lo más importante: mis prácticas. Al cambiar la legislación con respecto a los contratos de prácticas, había que actualizar y volver a redactar las condiciones del convenio de prácticas. Lo que resulta extraño es que se hayan necesitado casi cuatro meses para resolver el tema. Aunque estaba contento con el resto de mi vida en mi vuelta a Santiago, el hecho de no estar trabajando todavía y solo producir gastos acabó produciéndome unos niveles de frustración bastante importantes, que apenas exteriorizaba en las llamadas de teléfono a mis padres de los domingos. Así, podría decir que el ultimo tercio del año pasó a base de sensaciones agridulces en mis meses de vuelta a Santiago. Tras realizar el examen de control de francés, volvía a casa por navidad, para pasar unas fiestas que temía iban a estar marcadas en parte por la tensión y la necesidad de la resolución de este problema. Afortunadamente, a ultima hora de la mañana del 24 de diciembre, finalmente recibí una llamada que confirmaba mi incorporación a las prácticas el 13 de Enero. Con lo que recibía, a modo de regalo navideño, la definitiva luz al final del túnel en este jodido asunto.

En lo social, debo destacar interesantes rescates de amistades de las que había quedado un tanto desconectado, y algún que otro gran descubrimiento. Recordar a los ya mencionados compañeros de máster, y en especial a mi tutor, el gran Pepe Coira. Un placer y un privilegio haberlo tenido como tutor. Desde las navidades pasadas, la Troupe de Bohoyo parece haber resurgido de sus cenizas y algunos de sus integrantes han vuelto a Cáceres para hacer un núcleo importante, y tratar de quedar de vez en cuando. He de destacar a Lucía, Patri y Mayes, que son a los que más he podido ver. Aunque no quiero olvidarme del resto, que hacen lo posible por mantener el contacto e intentar quedar cuando es posible. Por otra parte, este verano ha sido momento para rescatar también a Paula, esa niña pelirroja que conocí en el conservatorio de Cáceres hace casi 20 años. Una gran alegría volver a retomar más el contacto con ella, y que me presentara a su amiga Sandrita, una de las agradables incorporaciones de este año. Un torbellino de energía y buen rollo, pero que a veces tiene que cuidarse de no caer en esas comeduras de tarro y disgustos que no aportan nada productivo. También este año pude ver a mi querida Inés un par de veces, que nos hizo una visita a Coruña este verano, y que espero que volvamos a vernos algo más a menudo.

En conclusión, 2013 ha sido un año de altibajos, con buenos momentos y otros más desafortunados. Pero un año más creo que puedo considerarme contento y agradecido con lo que he podido vivir a lo largo de estos 12 meses. Especialmente, con el buen sabor de boca de las últimas novedades con respecto a mis prácticas, que auguran una primera mitad de 2014 más estable para mi vida. Y poco más que pedirle a este año que va a empezar: que no empeoren las cosas, que de momento las expectativas a corto plazo son buenas. Y como decía Javi ayer, en esa quedada pre-fin de año que ya se está instaurando como tradición: Un poquito de amor (y sexo, o sexo sin amor, o alguna cosa de esas), que creo que nos lo merecemos!

Ya me despido, agradeciendo un año más a familiares y amigos, que aun me sigáis leyendo de cuando en cuando por aquí. Mis mejores deseos para todos vosotros, que tengáis una feliz entrada en el año nuevo, y que se cumplan todos vuestros deseos. Besos y abrazos para todos!

 
1 comentario

Publicado por en 31 de diciembre de 2013 en Sin categoría

 

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Una respuesta a “Chronicae Charlis Anni MMXIII

  1. Thom Yorke

    31 de diciembre de 2013 at 23:48

    Este es el año, Carlos. Cree a un tío que se puede echar unos buenos bailes sin vergüenza alguna. Y grabarlo, que es peor. Nos vemos esta noche.

     

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