Se acerca el sábado, y con él mi vigesimosexto cumpleaños. Veintiseis años, que se dice pronto. No tengo muy claro cómo va a ser la celebración, no he pensado en ningún gran plan. Y menos mal que este año cae en sábado! Básicamente, mi intención es salir a cenar por ahí con mis amigos y luego tomarnos algunas copas a mi salud. Nada de fiestas temáticas, ni planes con actividades variadas. Algo sencillo, sin complicaciones. No se diferencia demasiado del plan de otros fines de semana, pero eso es lo de menos.
Por otra parte, esperaba que tras mi visita semanal (por tercera semana consecutiva) a la gerencia del Gran Teatro diera por fin sus frutos y me concedieran un regalo de cumpleaños adelantado. Dicho regalo consistiría en que me confirmaran que puedo hacer las prácticas en empresa de mi curso de Regiduría Teatral con ellos. Pero parece que todavía se mantiene el suspense, y que el flamante nuevo director que acaba de coger las riendas del teatro hace prácticamente un mes, aun no ha tenido tiempo de pasarse a tomar posesión de su cargo y a poder tener un momento para hablar con su gerente y que le saque el tema de mis prácticas, ya que él es quien tiene la última palabra en el asunto. Pero lo dicho, por ahora se mantiene el suspense. De momento, hasta la semana que viene.
Y entre tantas cosas anodinas y poco originales alrededor de una fecha tan especial como es el cumpleaños de uno mismo, aparece un soplo de aire fresco en forma de viaje: El lunes me marcho a Santiago, una visita que espero que dure una semana y media, tal vez dos. Dependiendo de las necesidades y agenda de mis anfitriones, ya que de su hospitalidad no dudo en absoluto; y del remoto caso de que a lo largo de mi visita hubiera novedades en cuanto al tema de mis prácticas en el Gran Teatro.
Este viaje es un gran regalo de cumpleaños en forma de cambio de aires revitalizante y más que necesario, para desconectar de esta rutina agobiante y tediosa, en la que me siento completamente inutil y a la deriva de una suerte que parece que no nos augura nada demasiado bueno a corto-medio plazo.
Necesito volver a pasear por los alrededores del Obradoiro. A alojarme por unos días en el piso de República Argentina número dos, que durante el curso pasado fue mi casa, y que en el fondo sigo sintiendo que aun lo es. Las conversaciones friki-absurdas mientras jugamos a algún juego de mesa o mientras tomamos algo en algun garito de la zona vieja. Tal vez hacer un par de visitas de rigor por el San Agustín y por Santiago TV, a ver como anda el personal por allí. Y por supuesto, reencontrarme con buenos amigos después de algo menos de cinco meses, tiempo que se me ha hecho tan largo como inevitable por las circunstancias de la vida.
Espero pasarlo bien este sábado celebrando mi cumpleaños por aquí, que nadie lo dude! Pero también que me deje un buen sabor de boca como antesala de otros tantos grandes ratos que espero pasar en mi visita por Santiago.
Y bueno, esto es todo por hoy. Confío en que la próxima actualización la haga desde tierras compostelanas. Hasta entonces, sed buenos, sed felices y espero que os toméis algo a mi salud este sabado. Un abrazo para todos y hasta la próxima!
Las crónicas de Charlie 